La aventura continúa…
Cuando alguno fuere recién casado, no saldrá a la guerra, ni en ninguna cosa se le ocupará; libre estará en su casa por un año, para alegrar a la mujer que tomó. Deuteronomio 24:5
Iniciamos nuestra vida de casados teniendo este versículo Bíblico muy en mente, sabíamos que nuestro primer año de casados queríamos ser intencionales en pasar tiempo juntos. Habíamos tenido un noviazgo muy cortito (1 mes, 1 semana) y nuestro compromiso lo vivimos a la distancia (7 meses de pandemia en Ecuador y Argentina) por lo tanto teníamos mucho por compartir juntos.
Nuestra luna de miel sería el mejor tiempo de nuestras vidas para conocernos más, experimentar nuevas aventuras juntos y aprender a caminar de la mano del Señor en cada paso.
Iniciamos en Ecuador, disfrutando del mar y la mejor comida costeña en el norte del Ecuador. Muy ambiciosos nos levantamos temprano para ir a correr junto al mar y desayunar un ceviche con el sonido de las olas que rompían en la orilla.
Luego fuimos a visitar a familia en el Tena, la cual nos consintió muchísimo con un hermoso lugar para descansar y la mejor comida para disfrutar.
Y terminamos nuestro tiempo en Ecuador, subiendo el Tungurahua, una aventura que la habíamos planificado desde nuestro noviazgo. Subimos 5023 metros en una expedición que nos tomó 2 días de camino, mucha determinación y alegría al cumplir una meta añorada.
Partimos de Ecuador, para seguir nuestra aventura en Estados Unidos, donde tuvimos la oportunidad de pasearnos en Florida, ir a Disney, comer muy rico, disfrutar del mar y hacer unas comprar para nuestro hogar. Lo más lindo fue conocer una familia increíble que fue de mucha bendición para ese tiempo y la cual sabemos el Señor nos puso en nuestro camino para seguir conociendo a la familia en Cristo al rededor del mundo.
Tuvimos la oportunidad de pasar una semana en Punta Cana, un lugar increíble, especialmente por la familia en Cristo que encontramos allá. Fue tan lindo poder compartir juntos de lo que el Señor había hecho en nuestras vidas y el escuchar como Dios estaba obrando en ese lugar. De la misma manera el poder disfrutar de la belleza natural del lugar geográfico, aventuras en el mar, muy buena comida e inolvidables momentos.
Volamos nuevamente a Estados unidos y días después a Ecuador, de regreso con la familia y amigos. Tuvimos unos pocos días para despedirnos porque continuábamos nuestro viaje para Argentina, donde íbamos a vivir. Llegamos a Buenos Aires, donde pude conocer la capital de este país hermoso, todo era nuevo y emocionante al llegar a esta tierra a la cual nunca antes había visitado y la cual sería mi hogar por algunos años. Pero seguíamos de luna de miel, así que después de conocer Buenos Aires, tuvimos la oportunidad de viajar a Bariloche, un paraíso en esta tierra. Su clima agradable y paisajes hermosos, pronto se impregnaron en nuestros amaneceres llenos de color y aventura. Muchas caminatas por las montañas y aventuras en ríos del sur. Un lugar hermoso para pasar nuestra primera Navidad juntos. Lejos de la familia, pero cerca el uno del otro, empezando nuestro hogar en una nueva tierra.
Terminando nuestra luna de miel, pero empezando nuestro primer año de casados, el cual lo habíamos destinado para conocernos, pasar tiempo juntos y aprender a ser familia. Trabajábamos 3 días a la semana y destinábamos mucho tiempo a viajar y compartir con la familia en Cristo donde vivíamos, Córdoba. Un tiempo que quizá para los ojos del hombre fue de muchas vacaciones, pero para el Reino, estábamos fundamentando nuestro hogar en la Roca, teniendo tiempo de calidad entre familia.
No todo era fácil, pero todo valió la pena y damos gracias a Dios por nuestro primer año de casados que lo vivimos como Deuteronomio 24:5 dice.