Dulce y Amargo
Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.
Salmo 23:4
Nunca me imaginé que mi matrimonio tan hermoso que acababa de iniciar hacia 11 meses, con ideas de donde celebraríamos nuestro primer aniversario, se vería saboteado por una de las pruebas más grandes que como matrimonio tuvimos que vivir.
Diego es médico cirujano con algunas especialidades y especialmente un profesional que pone a Dios primero en su práctica médica, durante los meses de pandemia, el Señor nos había mostrado como familia a no tomar decisiones basadas en el miedo. Y eso era exactamente lo que veíamos mucho en nuestros pacientes, mucho temor, especialmente a todo lo relacionado con el corona virus y a la muerte.
Diego y yo tuvimos siempre la misión de parte de Dios de amar y abrazar al enfermo, especialmente en los tiempos de pandemia en Señor nos enseñó a ser sus manos para sanar a los enfermos y sobre todo a dar esperanza a los que se encontraban a travesando enfermedad en sus cuerpos, almas y espíritu.
Fue así que la semana del 20 de septiembre del 2021, mi querido esposo, empezó a sentirse bastante cansado y débil, primeramente, por todas las actividades diarias y también porque su cuerpo empezó a batallar con fiebre, mucha tos y decaimiento en general. Como médico, empezó a realizar todo lo que es de su conocimiento, desde remedios naturales, hasta una seria de antibióticos, desde los menos invasivos hasta los más fuertes. Después de 3 días de estar con antibióticos y ver que sus síntomas continuaban, cambió de medicina para esperar mejores resultados. Fueron noches largas, ya que mi querido esposo le costaba mucho dormir, tenía mucha tos y dificultades para respirar, sus días los pasaba durmiendo lo más que podía y durante la noche se volvió una rutina el cambiar su ropa, ya que sudaba mucho, tomar toda la medicación e intentar dormir unas 2 horas antes de realizar el mismo procedimiento una vez más.
Fue muy duro ver como la fuerza de un hombre poco a poco se iba debilitando. El día domingo 26 de septiembre, no entendíamos lo que estaba sucediendo y yo le preguntábamos a Dios porque no sanaba a mi esposo. Diego se encontraba bastante deteriorado, especialmente por las malas noches, por la tos y la poca capacidad de respirar que presentaba.
El día lunes temprano en la mañana, vimos la necesidad de conseguir oxigeno ya que su saturación estaba bastante baja y ya no podía continuar así. Orábamos y pedíamos sabiduría a Dios de cómo proceder. La ambulancia con oxígeno para mi esposo llegó una hora después de pedirla y los médicos que llegaron le recomendaron realizarse una tomografía para ver cómo estaban sus pulmones, fue así que nos dirigimos al hospital que el seguro médico nos asignó. Al llegar le hicieron un examen de sangre y una tomografía. Esperamos para ver los resultados aproximadamente 8 horas. Durante esas horas hablaba con la familia en Ecuador y les explicaba todo lo que había pasado y Diego dormía en la camilla donde nos recibieron.
El medico llegó con el resultado, honestamente, yo no entendí bien lo que me dijo hasta horas después, sus pulmones estaban bastante afectados con un 78% tomados, presentaba una neumonía bilateral, por lo que tenía que ser admitido de inmediato a UCI (unidad de cuidados intensivos). En medio de lágrimas y sin entender bien lo que sucedía, se llevaron a mi esposo, Diego me daba tanto ánimo a pesar de su condición, se despidió de mí y dijo que cambiara todos sus pacientes de esa semana para la siguiente.
Al verme sola y sin saber qué hacer, empecé a llorar y clamar al Señor para que me diera su fuerza. Inmediatamente la familia en Cristo llegó para darme ánimo y para ayudarme en estas primeras horas en las que recibí más información de la condición de Diego. La familia a la distancia estaba siempre presente, llamándome y haciéndome sentir tan amada y acompañada.
Ese día me llamaron del hospital y me indicaron lo que iban a hacer con mi esposo, lo que los médicos más temían era la posibilidad de ser covid, aunque tenía una prueba PCR negativa, lo aislaron para descartar cualquier contagio mientras ellos realizaban otra prueba PCR.
Esa noche no pude dormir, sola en mi cama, oraba y lloraba para que el Señor me diera la posibilidad de volver a ver a mi esposo. Fueron largas horas de esperar que el sol saliera, llamaba por teléfono a mis papás, de los cuales recibía tanto apoyo, ya que ellos me leían la Biblia, oraban conmigo y me animaban.
La mañana llegó y recibí un mensaje de mi esposo, mi corazón saltó de alegría, al saber que todavía estaba vivo. Estaba estable era lo que los médicos me informaron ese día, pero seguían haciendo análisis de sangre y monitorizándolo para ver como progresaba. Esa noche igualmente me costó mucho dormir, me levantaba sudando y me asustaba mucho, el enemigo llenaba mi cabeza de tantas mentiras de todo lo que posiblemente podía suceder. Pero el Espíritu de Dios llenaba el lugar donde yo estaba y me traía consuelo y paz.
Durante este proceso, pude experimentar la presencia del Señor en el lugar físico donde me encontraba y en mi ser, verdaderamente yo me sentía por dentro que no podía más, pero el Poder de Su Espíritu me levantaba y me equipaba con fuerza para enfrentar un día a la vez. El Señor me llevo a escribir mucho esos días, esto es lo que escribí esa mañana:
“Estos días el Señor me ha estado abriendo los ojos a muchas realidades y nuevas perspectivas de todo a mi alrededor y ha sido fuerte pero enormemente hermoso al ver el amor, cuidado y protección del Señor a un nivel inexplicable!
Sentir tanta paz en medio de la tormenta es una sensación que solo proviene de lo Alto, y verdaderamente no darle cabida al enemigo. Hoy Leía 1 de Pedro 5:8- 11 y describe tan bien como tiene que ser nuestra fe en este tiempo!
¡También he aprendido que esta batalla en la cual a mi Esposito le toca pelear en la primera fila es de resistencia, y el fruto del espíritu, la paciencia, es la que tenemos que perfeccionar y crecer!
¡Nosotros estamos todos en esta batalla y tenemos que seguir poniéndonos la armadura cada día y resistir al enemigo!
Yo les agradezco por estar peleando conmigo y con Diego y reconozco que esta batalla no es contra carne y sangre sino contra principados y potestades.
La salud física de mi esposo está estable, es lo que me ha dicho el mismo y también los médicos. Su espíritu y fuerzas veo que han aumentado en el poder del Espíritu Santo y eso me llena a mí de fuerzas y más confianza en el Señor.
Su proceso será de paciencia y aguante en el Señor ya que sus pulmones tienen que volver a su diseño original, y no podemos determinar el tiempo, pero sé que el Señor sabe muy bien el tiempo que debe estar en la terapia.
Les pido seguir orando por sus niveles pulmonares y para que no sea necesario que lo entuben.
Gracias por sus oraciones y por estar con nosotros.
Que la Gloria de todo este proceso sea solo para El.”
El día miércoles, fue el día más crucial de todos, Diego me escribió y me contaba que se sentía bastante cansado ya que a pesar que estaba acostado boca abajo la mayor parte del tiempo, no podía descansar bien, tenía todos los cables y sonidos en la habitación que le hacía muy complicado el descansar profundamente. Sin embargo, el peso más grande vino cuando la doctora le dijo que tenía que entubarse porque sus niveles de oxígeno no estaban mejorando con la cánula de alto flujo que estaba usando.
Desde el primer día de su internación el Señor nos fue enriqueciendo grandemente de manera espiritual al leer su palabra, la misma nos alentaba mucho a seguir adelante, sabiendo que cualquiera que sería el desenlace Dios Padre siempre estaba en control. Empezamos a leer el libro de Salmos, todos los días, Diego me llamaba y ponía su celular en altavoz y yo le leía Salmos, iniciando desde el primero y cada día avanzábamos, meditando en la Palabra. Lo más hermoso era encontrarnos cada día con Jesús y a través de cada Salmo hallar mucha paz y ánimo para cada hora que atravesábamos.
Después que la doctora le había dado la noticia de la entubación, Diego acudió en oración a Dios, y supo de parte del Señor que tenía que estar despierto para ver y oír.
Con esta palabra en su corazón se mantuvo. Y fue difícil enfrentar a todos los médicos, que con pruebas científicas de su condición le recomendaban lo contrario. Familiares de igual manera se comunicaban y expresaban su deseo de ayudar y animaban a que Diego se entubara y de esa manera que pudiera tener esperanza de vivir. Los médicos por lo tanto determinaron que si no quería entubarse debería firmar un consentimiento firmado por él y por mí, para constancia de nuestra decisión. Y así lo hicimos.
Esa noche fue la más dura de todo el proceso, mucho temor inundó mi corazón, mucha tristeza y muchas lágrimas. Recuerdo que dormí muy poquitas horas, y me levanté con una palabra en mi corazón de parte del Señor, recurrí a mi Biblia y leí el libro de Ester, esto es lo que escribí ese día.
Gracias por continuar orando por mi Esposo en este tiempo, hoy al orar por mi amado, el Señor me dio el capítulo de Ester 4 y les animo a leer todo el pasaje y el libro de Ester, pero lo que entendía era que Dios ha venido preparando a lo largo de su vida a mi esposo para este momento. Con pruebas y rindiendo cada día su vida al Señor, muriendo a sí mismo y entregándole el control de su vida a lo largo de estos 35 años que ha vivido en la tierra.
Pero hoy no es el tiempo para que mi esposo calle, de la misma manera que Mardoqueo le hablo a Ester en el versículo 14.
Ester tomó esa palabra y no calló, sino que se preparó y fue a ver al Rey y estuvo dispuesta a entregar su misma vida pero hablar ante el Rey.
Así veo que mi esposo está hablando contra un sistema de miedo y espíritu de muerte que se vive en la sala donde se encuentra. Al encontrarse en una sala para pacientes covid el espíritu que se mueve en esos aires son los que El Señor le ha preparado para enfrentar. Le han pedido que inicie con un respirador y que se sede para el proceso, pero Diego ha consultado al Señor en su decisión de no sedarse, de no callar, de no entubarse y seguir proclamando la verdad de Cristo en donde está.
Sé que es duro para mi esposo enfrentar esto, pero ayer entendía que no es Diego que esta peleando esta batalla, él está siendo obediente, y el Espíritu de Resurrección que levanto a Jesús de los muertos es el que está actuando en él.
Así que les pido que sigan enviando flechas de bendición en sus oraciones para mi amado, a quien extraño y amo con todo mi corazón.
Ese día jueves no lo olvidaré, después de haber escrito esto, Diego me llamó y algo había pasado durante la noche, sus niveles habían mejorado notablemente y se lo escuchaba mucho mejor. Diego me contó que esa noche le había dicho al Señor que Su voluntad sea hecha en su vida y que si sus días habían llegado a un final aquí en la tierra, estaba listo para irse con El. Mi esposo se rindió completamente al Señor y solo confió en el.
Los médicos me llamaron igualmente y me dijeron que habían visto una mejoría, pero que no podían asegurar nada y que todo podía cambiar en cualquier momento.
De igual manera pudieron ir a visitarlo y el video que me enviaron ese día, nos llenó a todos con gran alegría y gozo.
La familia que estaba en Ecuador, estaba haciendo lo posible por venir a Argentina, pero era muy complicado, ya que las fronteras estaban todavía cerradas y no había vuelos para acá. Sé que ellos igualmente pasaron este proceso, cada uno de manera distinta, pero todos siendo fortalecidos en el poder del Espíritu Santo. Cuando vieron este video, supe que se alegraron en gran manera ya que vieron a Diego, a su hijo, hermano, tío, primo, etc, no como alguien que tuviera 98% de sus pulmones tomados, sino a un hombre que el Señor había restaurado.
Los días que vinieron a continuación fueron de mucha paciencia, el Señor nos mostraba en su palabra a confiar en Él y esperar en Él. El Salmo 118:8-9 se convirtió en un pasaje clave para este tiempo:
Diego y yo pudimos experimentar muchos días de estar en la presencia del Señor, y fue muy hermoso porque cuando no podíamos salir de cama, Diego por su condición y yo porque me lastimé mi talón y también tenía que estar en reposo, acudíamos a Jesús y Él hacia todo por nosotros. Llenaba nuestra alma de Paz y nos regalaba tiempo para estar juntos en su presencia.
Esos son los momentos que ahora extraño, porque lamentablemente cuando uno sale de una situación tan dura poco a poco se va acomodando a no depender del Señor, y es por eso que mi oración muchas veces es que no me acomode a la vida nuevamente, porque después de experimentarlo de una manera tan íntima, ya no quiero volver atrás.
Existen tantos detalles que se pueden escribir de esos días, Diego experimentó milagros en ese tiempo que estuvo en UCI, pudo hablar con las enfermeras y médicos que se maravillaban de su recuperación, y ver la mano de un ser superior y no se rige a lo que la medicina afirma.
Pero el día llegó, pude ver a mi esposo, el 12 de octubre, me dieron la posibilidad de ir y estar con él. Al llegar a su habitación, me temblaban las manos de la emoción, estaba nerviosa y emocionada, tantos días y noches de no haberlo tenido cerca habían creado esa expectativa. Al entrar y verlo en la camilla, solo pude correr y abrazarle y darle un beso que se sintió como el primer beso. Pasamos los minutos que teníamos dando gracias a Dios por el privilegio de estar nuevamente juntos, la dicha de ser familia y la bendición de pronto no tener que separarnos más.
Familia Amada
Tengo la alegría de hacerles saber que estoy junto a mi esposo al escribir este mensaje.
Hoy le pasaron a la zona verde, es decir ya no tiene que estar más en aislamiento.
Hoy pude hablar y conocer a los médicos que lo han estado atendiendo y la verdad, puedo ver cómo Dios le ha dado a mi esposo un equipo médico muy lindo y listos para ayudarlo en su recuperación.
Hoy le han bajado un poco la cantidad de oxígeno y va a ser progresivo y muy lento la manera de ir sacando la dependencia de oxígeno para que sus pulmones tomen la fuerza necesaria por si mismos.
Sus exámenes de laboratorio están muy bien, gracias a Dios, lo que indica que desde el domingo ya no le han puesto mas antibiótico.
Lo más lindo es poder estar juntos y agradécele a Dios por su fidelidad en este proceso y seguir confiando en su mano sanadora para mi esposo.
El 14 de octubre finalmente Diego pasó a sala común y pude ir para quedarme con él, el resto de días que vinieron fueron desafiantes. Mi esposo había decaído mucho físicamente y necesitaba ayuda para todo lo que tenía que hacer. Entonces me acordaba de mis votos matrimoniales, de cuidarlo en la salud y enfermedad.
Nos levantábamos y hacíamos nuestro devocional juntos, después, le ayudaba con su desayuno, los médicos hacían sus rondas matutinas y escuchábamos lo que nos decían, llegaba el snak de medio día que siempre era una sorpresa saber lo que seria. Le ayudaba a Diego a cambiar la extensión de oxígeno para que pueda ir al baño y sostenía su mano para caminar lentamente. Almorzábamos y tomábamos una siesta juntos. Llegaba la chica que realizaba la terapia respiratoria y después esperábamos la merienda con mucho apetito. La cena siempre cerraba nuestro día, después de lo cual ayudaba a mi esposo a prepararse para dormir, con la ronda de medicinas y chequeos rutinarios.
Amada familia
“Alabad a Jehová, porque él es bueno; Porque para siempre es su misericordia. » Salmo 118:29
Diego sigue estable, monitoreando sus signos constantemente. Sus pulmones son los que todavía están comprometidos y es por eso que su saturación varía mucho durante el día. Han empezado a realizar tiempos intermitentes entre la cánula nasal y Venturi para ir bajando la cantidad de oxígeno externo y que sus pulmones tomen fuerzas por si mismos
Todos los médicos que lo visitaron hoy coinciden en lo mismo, mucha PACIENCIA para que el cuerpo recobre su diseño original. Por eso seguimos declarando las verdades que el Señor nos ha ido mostrando y sabemos que el Señor es bueno y para siempre es su misericordia.
Amada familia
Hoy es el día 23 que Diego está en el Sanatorio, y gracias a Dios podemos recorrer este proceso juntos y cada día leer su palabra para animarnos.
El Señor nos ha llevado a leer los salmos y estamos en el salmo 140. El leer y orar su palabra ha traído mucha paz en este proceso.
Sabemos que es un tiempo en el que el Señor nos ha llevado a tener entereza de carácter, paciencia y esperanza.
Gracias a Dios los laboratorios están mejores, pero persiste el uso de la mascarilla tipo Venturi y hasta que no pueda bajar la dependencia de oxígeno estaremos aquí donde Dios nos ha puesto.
Gracias por su amor tan presente.
El día 26 despertamos y leímos el Salmo 150. Habíamos terminado el libro de los Salmos, y el Señor sabía que igualmente nuestro tiempo en el hospital. La doctora encargada del alta de mi esposo, pasó visita y a pesar de la dependencia al oxigeno que Diego todavía tenía, determinó que estaba listo para ir a casa.
El corazón se nos salía de la emoción. Había un detalle pendiente y era que el concentrador de oxigeno que Diego necesitaba en casa todavía no lo teníamos, pero el Señor ya tenía un plan para eso. Un gran amigo de la familia se movió de manera increíble y nos ayudó a conseguir todo lo que necesitábamos. Y fue así que el día 23 de octubre salimos del hospital y llegamos a casa después de todo lo vivido. Sabíamos que el proceso de recuperación continuaría por varios meses, pero, así como el Señor había estado con nosotros, sabíamos que lo seguiría haciendo.
En lo más profundo de mi corazón, solo tenía gratitud de haber salido ese día del hospital y sabía que Dios había contestado una vez más mi oración, el poder estar en casa para cumplir nuestro primer año de casados. Y así fue. El día siguiente 24 de Octubre celebramos nuestro primer aniversario. Habíamos atravesado mucho en esos 12 meses, y lo último que acabábamos de vivir nos había unido mucho más como esposos y mucho más con nuestro Creador.
Habíamos atravesado por el valle de sombra de muerte y podíamos ver como su vara y cayado nos infundió aliento, hizo que el temor desapareciera y sabíamos que Él estaba con nosotros.