«Los animales Salvajes y los domésticos, los reptiles y las aves, los reyes de la tierra y todas las naciones, los príncipes y los gobernantes de la tierra, los jóvenes y las doncellas, los ancianos y los niños. Alaben el nombre del Señor, porque sólo su nombre es excelso; su esplendor está por encima de la tierra y de los cielos.
Salmos 148:10-13
Algunos me han preguntado ¿Por qué un burro? ¿No pudiste escoger un perro, un gato o algo más normal como mascota?. La verdad es que no sé cuando empezó mi amor por los burros, pero desde que recuerdo, los he visto como animales tan tiernos, compasivos y pacientes. Y quizá en eso me equivoque. Cuando compramos a Alfonzo (Mi burro) apenas tenía 6 meses de edad y era tan dócil e indefenso. Y cada día al verlo me llenaba de alegría el poder acariciarlo, darle de comer y peinar sus rebeldes pelos. Quizá nunca hizo nada agradable por mí, como usualmente un perro o un gato juguetón lo hacen. Pero lo que siempre pude admirar y ver fue la gran creatividad y amor de Dios por toda su creación. Mi Alfonzo creció y pude observar toda la fuerza y locura que un joven burro puede llegar a tener. Su capacidad de correr tan velozmente, sin importar lo que estaba frente al camino, rebuznar tan audiblemente que se lo escuchaba a grandes distancias y revolcarse en la arena seca hasta quedar totalmente cubierto en ella. Cuando leo el Salmo 148: 10-13, sé que mi Alfonzo es parte de esa creación que Alaba al Señor, aunque no sé exactamente si encaja dentro de los animales salvajes o domésticos. Sé que Dios creó a los animales para nuestra alegría y regocijo y eso ha sido mi burro para mí. He podido ver como él refleja la belleza, el poder y la fuerza de su creador. Y cuando la maldición del pecado sea quitada de su creación estoy segura que veré más atributos de Dios en los animales. Randy Alcorn en su libro «El Cielo» escribe: ‘ Adán, Noé, y Jesús son las tres cabezas de las tres Tierras. Cuando Adán fue creado, Dios lo rodeó de animales. Cuando Noé fue salvado del diluvio, Dios lo rodeó de animales. Cuando Jesús nació, Dios lo rodeó de animales. Cuando Jesús establezca la Tierra renovada, con hombres y mujeres renovados, ¿No cree usted que Él lo rodeará con animales renovados?’ .Y eso es lo que en verdad me alegra del cielo, saber que si los animales en esta tierra (Como mi Alfonzo) pueden llenarme de alegría, gozo y deleite. ¿Cuánto más no lo harán ahí?
-raquel ester